Una fábrica tarda años en echar de menos 1.000 motores hasta que aparecen dos empleados con 2 millones de euros
"El operativo involucraba reiteradas transacciones ilícitas y camiones con placas falsas", explica el informe policial.

La planta de Kia en Penukonda, en el sur de la India, ha sido escenario de uno de los robos más insólitos y prolongados de la historia. Tras una auditoría interna realizada en marzo, la dirección descubrió una alarmante discrepancia en el inventario, pues faltaban más de 900 motores. Hoy, la cifra confirmada asciende a 1.008 unidades, con un valor estimado de 2,3 millones de dólares.
Lo más desconcertante no es solo el monto del robo, sino la duración del mismo. Según las investigaciones, los motores comenzaron a desaparecer en 2022 y el esquema delictivo se mantuvo activo durante al menos tres años sin que nadie lo detectara. "El operativo involucraba reiteradas transacciones ilícitas y camiones con placas falsas", explica el inspector K. Raghavan en el informe policial recogido por Reuters.
Los motores sustraídos, completamente ensamblados, no son piezas fáciles de esconder. Sin embargo, los responsables lograron sacarlos directamente de la fábrica, burlando todos los controles internos. Para ello, falsificaron facturas, pases de entrada y salida, y utilizaron camiones con matrículas falsas, precisa Raghavan.
La planta de Penukonda, operativa desde 2019, ensambla modelos como el Kia Sonet, Syros, Seltos y Carens, produciendo entre 300.000 y 400.000 vehículos al año. Aun así, el robo de más de mil motores representa una pérdida considerable y una señal de graves fallos en la gestión interna. Se estima que, en promedio, se perdieron más de 330 motores por año.
Dos sospechosos principales que contaron con ayuda
Los principales sospechosos son dos exempleados de alto rango: Vinayagamoorthy Veluchamy, exjefe de la sección de motores hasta 2023, actualmente en prisión, y Patan Saleem, jefe de equipo hasta 2025, cuyo paradero se desconoce.
Ambos habrían contado con la ayuda de al menos dos personas más dentro de la fábrica, así como de chatarreros que facilitaron la venta ilegal de los motores en el mercado negro de Nueva Delhi, a más de 2.000 kilómetros de distancia.
El informe policial incluye pruebas contundentes, como conversaciones de WhatsApp, facturas falsificadas y fotografías de los camiones usados. Los implicados habrían usado las ganancias para pagar deudas, invertir en bienes raíces y financiar otros negocios.
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