Trump y Xi Jinping acercan nuevos acuerdos y posturas en su primera llamada en plena guerra arancelaria
La llamada, a petición de Trump, ha dado "resultados muy positivos". El magnate estadounidense visitará China junto a su esposa tras la invitación de Xi. Pekín llama a "aumentar los intercambios" comerciales, militares o de exteriores, pero advierte de que antes hay que "eliminar todo tipo de perturbaciones".

La línea telefónica Washington-Pekín también funciona en plena crisis comercial. Donald Trump y Xi Jinping han mantenido su primera conversación desde que el líder de EEUU abrió su particular guerra arancelaria. El contacto, inicial y "excelente" para Trump, llega a petición suya y ha servido para acercar posturas entre ambos gobiernos en torno a los ya recurrentes aranceles y las divergencias comerciales. Y también entre ambos gobernantes.
Durante aproximadamente hora y media centrada "casi exclusivamente" en cuestiones comerciales, los presidentes de EEUU y China han logrado lo que llaman "resultados muy positivos" para ambas partes. Sin entrar en detalles, Trump ha apuntado el entendimiento en los productos ligados a las tierras raras y otros potenciales acuerdos que podrían culminarse en una pronta reunión.
Esas dos claves, "diálogo" y "cooperación" han sido las defendidas como necesidades por parte de Xi Jinping en su primer análisis de la llamada. Lo ha hecho reclamando la vuelta a la "senda correcta" bilateral, algo que pasa por "eliminar todo tipo de perturbaciones", incluyendo lo que ha llamado "sabotajes" aunque sin querer enlazarlo con los aranceles.
Sí ha hecho referencia al acuerdo de pausas arancelarias alcanzado en Ginebra el mes pasado, un "paso importante bienvenido por todos los sectores de los dos países y por la comunidad internacional. Además, probó que el diálogo y la cooperación son la manera correcta". De la reunión en la ciudad suiza salió un compromiso bipartito, "tratarse con igualdad, respetar las preocupaciones de la otra parte y buscar resultados beneficiosos para ambos".
El líder chino ha destacado, igualmente, la necesidad de aumentar los intercambios Pekín-Washington en "asuntos exteriores, en comercio, en el campo militar, en aplicación de la ley y en otros sectores para aumentar el consenso y la cooperación y reducir los malentendidos".
Ese aumento podría empezar a concretarse en una reunión que se celebrará "en breve" y en un lugar aún por determinar. Por parte estadounidense estarán el secretario del Tesoro, Scott Bessent; el secretario de Comercio, Howard Lutnick; y el representante comercial de Estados Unidos, el embajador Jamieson Greer, ha precisado Trump, sin conocer aún la representación de Pekín.
En su mensaje en Truth Social también ha comunicado haber aceptado la invitación de Xi Jinping a visitar China junto a su esposa. Ante el cercano reencuentro, el magnate ha reconocido que "como presidentes de dos grandes naciones, esto es algo que ambos esperamos con entusiasmo".
Porque pese a haber mantenido todo este tiempo que el presidente chino le "cae bien", Trump había sido especialmente duro en sus gravámenes a Pekín, alegando el maltrato sufrido por parte del gigante asiático. En una cadena de anuncios, respuestas y contrarréplicas, la Casa Blanca acabó elevando los tipos hasta un "irreal" 145%.
El adjetivo no es propio; lo utilizó Ejecutivo de Xi Jinping, que inicialmente respondió a las subidas de EEUU con idéntico tono hasta que dejó de hacerlo por moverse en porcentajes que "impedían cualquier actividad comercial".
Todo esto, antes del penúltimo bandazo de Trump, que optó por reducirlos y reabrir los puentes diplomáticos para un acuerdo, 'puentes' que, no obstante, se toparon de inmediato con reproches mutuos por los supuestos incumplimientos, junto a recientes tensiones geopolíticas.