Sánchez se erige en "capitán" a la espera de sortear el iceberg con una oposición a las cuerdas de la orquesta del Titanic
El presidente del Gobierno desvela la incógnita: no adelantará elecciones ni se someterá a una cuestión de confianza. En el Partido Popular apuestan todas sus cartas a una cocción a fuego lento.

Lo cierto es que la metáfora da lugar a demasiadas interpretaciones, alguna de las cuales podría llegar a resultar catastrófica. "Mi deber como capitán es tomar el timón", dijo esta tarde Pedro Sánchez desde la sede del PSOE. Lo importante, en este caso y más allá de la titulación de la que disponga el capitán, es el tipo y la calidad del navío que se dirige. ¿Tendrá la fortaleza suficiente el casco para impedir que el iceberg con el que se ha golpeado anegue, uno tras otro, todos los compartimentos? ¿Entrará el Gobierno de coalición en alguno de los botes salvavidas? Por lo pronto, la tabla en la que el presidente del Gobierno se ha subido no tiene ya espacio para los dos exsecretarios de Organización del partido José Luis Ábalos y Santos Cerdán, ambos señalados por corrupción. Y, según se ha comprometido Sánchez, el agua helada será también el destino de todos aquellos que, como estos últimos, "hayan cometido corrupción". En el puesto de músicos de orquesta, una oposición liderada por Alberto Núñez Feijóo. El líder del Ejecutivo ha asegurado que se quedará hasta 2027, dos años en los que el presidente del Partido Popular, con Vox a los coros, tratará de convertirse en un Wallace Hartley para reconvertir el tema "Más cerca, oh, Dios, de ti" en un "Más cerca, oh, Moncloa, de ti".
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha achicado agua este lunes por segunda vez desde que se hiciera público el demoledor informe de la UCO sobre su hasta hace nada número tres en el PSOE, Santos Cerdán. Lo hizo antes del fin de semana para pedir perdón a la ciudadanía y ahora, tras el Comité Ejecutivo Federal socialista, ha vuelto a comparecer para, en esta ocasión, prometer contundencia contra todo aquel que se demuestre corrupto. Y lo ha hecho con dos de las características que evidencian el carácter español más allá de las fronteras: el llegar tarde y el y tú más.
Desde anoche, se sabía que Sánchez comparecería tras la reunión mañanera de la cúpula socialista. Pero una declaración que se esperaba a partir del mediodía se ha dilatado hasta pasadas las 16.00 horas del lunes. Con el mismo rostro serio del que hizo gala hace unos días, Sánchez se posicionó erguido ante la prensa para desvelar la incógnita: no, no presentará una moción de confianza y no, no adelantará las elecciones. ¿Por qué? Porque la alternativa al Gobierno actual sería, ha dicho, aún peor. "Pese a los muchos errores, somos el mejor gobierno en mucho tiempo frente a la peor alternativa en mucho tiempo", aseguró. Es por eso por lo que bajo ningún concepto se plantea ofrecerles siquiera la ventana de oportunidad. Por eso y porque tampoco pueden presumir de limpieza. "Entregar las riendas del país del PP y Vox, que tienen abiertos 30 casos de corrupción, sería una tremenda irresponsabilidad. Yo no voy a negar la realidad como hacen otros, a pesar de tener su nombre escrito en los papeles de Bárcenas, su ático comprado por un testaferro o su rostro impreso en el álbum de fotos de un narcotraficante", dijo, para señalar a los tres últimos grandes líderes conservadores, Mariano Rajoy, Isabel Díaz Ayuso y Alberto Núñez Feijóo.
Sánchez se ha aprovechado también de la disputa abierta entre Partido Popular y Vox. Los primeros no ven beneficio alguno en una moción de censura que estiman perdida y los segundos aprecian la probabilidad de beneficios electorales mediante la insistencia en la cobardía de Feijóo. Ante esto, Sánchez se ha mostrado algo fanfarrón, conminándoles a ser rápidos en la moción. "Si me permiten un consejo, que tanto el señor Feijóo como el señor Abascal presenten una moción de censura cuanto antes. Porque después del verano a lo mejor empiezan a sucederse las resoluciones de muchas de las causas que tienen al PP pendientes y entonces se verá quiénes son los delincuentes de verdad", ha señalado el presidente del Gobierno. Si Sánchez tiene dudas, desde luego las oculta tras una fachada circunspecta. "El PSOE mantiene su hoja de ruta y sus compromisos asumidos en el debate de investidura. España lo que merece es avanzar. Desde luego lo que no merece es retroceder con una agenda reaccionaria protagonizada por una coalición del PP con Vox que afectaría de manera irreparable a los derechos de millones de hombres y mujeres", ha zanjado.
A unos kilómetros de allí, en Génova, tampoco se mostraron sorprendidos. Hace días, semanas casi, que Feijóo da por hecho que Sánchez agotará la legislatura. Lo suyo, a partir de ahora, será poner los obstáculos en lo que se percibe como una carrera de fondo harto complicada. Sánchez ha optado por una "agonía lenta pero más dolorosa", ha aventurado el portavoz del PP, Borja Sémper, quien tampoco ha querido dar alas a la proposición de Abascal. Presentar una moción de censura en estos momentos, ha advertido Sémper, sería "dar un balón de oxígeno al sanchismo". En el Partido Popular apuestan todo a una cocción a fuego lento.
Pero uno de los principales obstáculos a los que se enfrentará Sánchez puede no estar en la oposición, sino en sus socios. La izquierda al PSOE sabe que su votante no es en absoluto permisivo con lo que pueda parecer una flojera a la hora de condenar la corrupción, por pequeña que sea. Por mucho que el presidente del Gobierno, además, haya asegurado que comparecerá en el Congreso a petición propia, algunos de los socios de investidura, como ERC y BNG, ya se lo habían solicitado. Todo ello, asimismo, con una rumorología creciente acerca de nuevos informes. Los socios de Sánchez temen, al igual que él, nuevas noticias que señalen a más políticos del entorno socialista, conscientes de que el umbral de apoyo al presidente está en la cuerda floja. No obstante, también son sabedores de que la debilidad de Sánchez facilita el camino para poder aprobar algunas de las políticas transformadoras de su programa. Yolanda Díaz, principal socia de Sánchez en el Gobierno de coalición, dice que solo les salvará un "reseteo" en la legislatura. Y el presidente, ahora más que nunca, necesita el apoyo del receloso bloque de investidura.