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'Jerusalem', uno de los primeros clásicos del siglo XXI

'Jerusalem', uno de los primeros clásicos del siglo XXI

La acción transcurre en una fecha reciente en Reino Unido. En una ciudad anodina de las que allí abundan. 

'Jerusalem'Diego Casillas

Seguramente la actualidad informativa llevará a error a aquellas personas que lean el título de la obra Jez Butterworth y la desconozcan. Jerusalem, que Teatro del Noctámbulo trae a la Sala Mirador, fue escrita y estrenada en Reino Unido con éxito y premios mucho antes de lo de Gaza y habla de otra cosa ¿o no?

Hay que explicarse. La acción transcurre en una fecha reciente en Reino Unido. En una ciudad anodina de las que allí abundan. Con sus pubs y sus fiestas locales. Un lugar que podría describirse como una celebración de todos y cada uno de los tópicos ingleses.

Donde la juerga, si es que se puede llamar así, consiste en mamarse y drogarse los fines de semana y los días de fiesta, mientras la música suena a todo trapo y se hacen tonterías que en ese estado de embriaguez parecen graciosas o chistosas. Pero maldita la gracia que tienen si se miran cuando uno está sobrio.

  Escena de 'Jerusalem'Paolo Sapio

Algo que unos jóvenes, y algunos mayores, hacen alrededor de la destartalada, fea y sucia caravana del Gallo Byron que provee la mercancía para anestesiarse. Una especie de Peter Pan que podría ser su padre y vive en un tipo de isla de Nunca Jamás, a la que acuden todos aquellos chavales perdidos del pueblo. Lugar frente a la que han construido una urba de clase media, una Arcadia o una bella ciudad de Jerusalem, a la que el tipo de vivienda y forma de vida de Gallo afea las vistas.

Tras leer la sinopsis puede parecer que el asunto no da para mucho. Pero la obra dura dos horas y media que se pasan en un suspiro. Claro está, siempre y cuando el papel del Gallo lo interprete un actor de las características de José Vicente Moirón, pues el personaje casi no abandona la escena desde que aparece en ella al inicio con su estilo bronco, haciendo un ruido ensordecedor, para despertar al público y llamar su atención, que es lo que hacen los gallos.

Un actor que debe saber mover el personaje por todos los estados emocionales que pasa a lo largo de la obra, y no son pocos, de manera coherente. Y que debe saber mantener durante esas dos horas y media el alto nivel de energía con el que comienza.

  Escena de 'Jerusalem'Paolo Sapio

Ambas cosas las hace Moirón con maestría. Pero su interpretación no brillaría tanto si el resto del elenco no le respondiese, no supiese interactuar con el maestro sin achantarse. Un elenco, fundamentalmente joven, que tiene que multiplicarse para que una compañía como esta pueda hacer frente a un texto de estas características y no dejarse ningún personaje fuera.

Lo que sería una pena pues todo lo que sucede, hasta lo más nimio, cuenta para que se entienda al personaje y, a pesar de los pesares, se empatice hasta dolerse por él. Y es que este cretino, pues no se le podría describir de otra manera, será capaz de llenar el bosque que le rodea de hadas y duendes. Hasta de los gigantes que según la leyenda construyeron el mítico monumento de Stonehenge.

  'Jerusalem'Paolo Sapio

Lo que no consigue con ninguna droga psicotrópica de las que vende y consume. Sino con un pensamiento que se muestra en una actitud y verbo callejeros y barriobajeros. El de una persona que no tiene nada que perder porque ya lo perdió todo o lo va a perder. Y lo sabe.

Cosa que los demás no entienden pues siguen pensando que ese bello e idílico Jerusalem, una utopía sacada de un poema de William Blake, es todavía posible. Solo hay que limpiar las vistas. Quitar de delante lo que se considera feo y sucio. Imponer un orden que permita disfrutar del paisaje. Un orden frente al que no hay defensa realista posible. Al que solo se puede hacer frente mediante un pensamiento mágico, en un momento que el humanismo y humanidad, han sido borradas de ese mundo o están a punto de serlo.

  Johny Gallo Byron en JerusalemPaolo Sapio

Contado así, el Gallo Byron, es un libertario de los de verdad. De los que respeta la libertad de los otros, pero sabe que para que se pueda ejercer, esa libertad tiene límites. Unos límites que no coinciden con los que sus nuevos y biempensantes vecinos de la urbanización quieren imponerle, porque son mayoría, mediante el Estado, el gobierno y la presión social usada como matonismo.

Esta vez representado por el ayuntamiento, las fuerzas del orden locales y unos vecinos que entienden que se tienen que tomar la justicia por su mano. Personas que tras varios intentos para echarle le anuncian que le van a desahuciar con una orden judicial de ese sucio y feo lugar en el que vive, para limpiarlo. Una limpieza étnica, pues este gallo fanfarrón y de comportamiento infantiloide, es también un gitano.

  Johny Gallo Byron en JerusalemDiego Casillas
Espacio Eco
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¿Se entiende mejor ahora porque se decía al principio que este Jerusalem puede que también hable de la actualidad que ocupa las noticias? Y es que esta obra contemporánea de formas dramáticas muy clásicas, con unidad de tiempo y espacio, va camino de convertirse en uno de los primeros clásicos del siglo XXI. No por sus formas, sino por no perder vigencia a medida que pasa el tiempo.

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Como el dramaturgo Anton Chejov, me dedico al teatro y a la medicina. Al teatro porque hago crítica teatral para El HuffPost, la Revista Actores&Actrices, The Theater Times, de ópera, danza y música escénica para Sulponticello, Frontera D y en mi página de FB: El teatro, la crítica y el espectador. Además, hago entrevistas a mujeres del teatro para la revista Woman's Soul y participo en los ranking teatrales de la revista Godot y de Tragycom. Como médico me dedico a la Medicina del Trabajo y a la Prevención de Riesgos Laborales. Aunque como curioso, todo me interesa.