El Ministerio de Defensa se ve obligado a mirar al extranjero para mantener en pie su ambicioso programa de lanzacohetes de alta movilidad (Silam), tras el incierto futuro del contrato con la empresa israelí Elbit Systems. Baraja como alternativas los sistemas surcoreano Chunmoo, brasileño Astros y estadounidense Himars. 

El sistema de lanzacohetes PULS, que iba a ser producido bajo licencia en España, podría ser revocado, abriendo una pugna internacional por hacerse con uno de los contratos más codiciados de la industria militar europea. En este nuevo escenario, el foco se posa especialmente sobre el poderoso sistema surcoreano Chunmoo, una plataforma que combina capacidad táctica, volumen de fuego y tecnología avanzada.

El contrato original con Elbit Systems, valorado en 700 millones de euros, contemplaba una transferencia de tecnología clave para fabricar en suelo español tanto los lanzadores como las municiones, mediante las empresas EM&E y Rheinmetall Expal Munitions. Su posible anulación no cancela el programa, pero sí fuerza un giro en la hoja de ruta y abre la puerta a nuevos jugadores.

La opción de Corea del Sur

Desarrollado por Hanwha Defence, el K239 Chunmoo es una de las plataformas más potentes en el mercado internacional. Capaz de lanzar cohetes guiados y misiles tácticos de largo alcance, este sistema ha seducido ya a países como Polonia. 

El sistema está montado sobre un vehículo 8x8 con cabina blindada, puede disparar desde cohetes de 227 mm hasta misiles balísticos tácticos de 600 mm con alcances de hasta 290 kilómetros.

Su capacidad de carga supera la del popular Himars estadounidense, lo que lo convierte en una opción atractiva si España quiere aumentar su poder de disuasión sin perder movilidad. Además, su arquitectura modular permitiría una adaptación más flexible al entorno europeo.

Una propuesta brasileña

Otra de las alternativas que vuelve a cobrar fuerza es el sistema Astros de la brasileña Avibras, en colaboración con la española NTGS bajo el consorcio Ibermisil. Esta propuesta destacaba por su enorme compromiso con la industria nacional, incluyendo la construcción de dos fábricas en Jaén y Badajoz que podrían generar hasta 2.400 empleos directos.

Diseñado sobre un chasis Tectran 6x6, el Astros ofrece una impresionante gama de municiones, desde cohetes de 127 mm hasta misiles de crucero con alcances superiores a los 500 km. Además de su versatilidad, el sistema es altamente escalable y preparado para exportar desde España a otros mercados europeos y latinoamericanos.

El sistema Himars

Como valor seguro, el sistema estadounidense Himars también está sobre la mesa. Este lanzacohetes de alta movilidad desarrollado por Lockheed Martin ha sido protagonista en conflictos recientes como la guerra de Ucrania, donde ha demostrado su precisión quirúrgica. Puede disparar cohetes GMLRS a 70 km y misiles ATACMS a 300 km, y se prepara para incorporar el PrSM con alcance de hasta 500 km.

Sin embargo, la principal desventaja del Himars es la falta de una oferta clara de transferencia de tecnología, lo que limita su impacto positivo en la industria española. A pesar de ello, su fiabilidad y disponibilidad inmediata lo mantienen como una opción potente si el Gobierno prioriza operatividad sobre industria.

Francia como opción europea

Finalmente, el proyecto FLP-T francés representa una solución europea soberana, pero aún inmadura. Aunque promete capacidades de ataque profundo con cohetes como el Thundart de 227 mm, su desarrollo está en fase inicial y no se espera que entre en servicio antes de 2028. España, que busca resultados inmediatos, probablemente vea esta opción como una inversión a futuro, pero no una solución para cubrir el hueco urgente dejado por el PULS.

Con la amenaza de revocar el contrato israelí, España se encuentra ante un dilema que combina factores tácticos, industriales y diplomáticos. El Chunmoo surcoreano gana peso por su potencia y versatilidad, mientras que el Astros ofrece una fuerte apuesta por el empleo y la producción nacional. Por último, Himars representa la opción más probada, aunque menos ventajosa para la industria española.